Turismo popular, paisaje y memoria: 

Los balnearios populares 1971-1973




La política de los Balnearios Populares creados durante el corto período del gobierno de Salvador Allende, son consecuencia de una larga trayectoria del desarrollo del turismo social en nuestro país y también en el mundo. La difusión del turismo como una nueva práctica, podemos especular, que tuvo al menos tres objetivos: por un lado, colonizar y reconocer el vasto territorio de nuestro país, por otro, reforzar el espíritu patriótico a partir de la valorización de sus paisajes y finalmente, otorgar un tiempo y espacio para las vacaciones, tanto de los trabajadores como para todas las capas de la sociedad.

Chile, al igual que gran parte de mundo occidental, había adherido a una política de regulación del trabajo y por lo tanto, también del descanso, tanto semanal como anual, que necesitaba no solo de garantizar tiempo, sino que también de espacios dignos parapoder realizarlas. Por ello, los balnearios populares son resultado de dichas políticas, pero también de programas de difusión de los destinos turísticos y de traslado hacia ellos en distintos medios. Y encuentran en esta iniciativa una consolidación relevante, por abarcar una zona amplia del territorio nacional a través de los 16 balnearios construidos desde Iquique hasta Lota, y porque también configuraron un espacio arquitectónico particularmente interesante a través de la construcción de estos campamentos; con una aplicación de la tipología de la cabaña en A, multiplicadas y dispuestas a modo de pabellones, que rodeaban zonas comunes de comedores, baños, cocinas y lavaderos.

Esta política duró muy poco, solo casi tres años desde que asumió el presidente Salvador Allende hasta el Golpe Militar. Luego de ello estos balnearios fueron estigmatizados como centros de adoctrinamiento y por ello, fueron tomados por las fuerzas armadas transformando, al menos tres de ellos, en centros de detención y tortura, mientras otros fueron convertidos en centros vacacionales y de recreación de las distintas ramas del ejército, y unos pocos vendidos o cedidos a privados.

Esta contradicción tan vital y tan horrorosa, es difícil de entender y como arquitectas nos sobrecogió y llevó a intentar encontrarlos. Viajamos por Chile buscando sus rastros, lo que había quedado de ellos. En este viaje recogimos testimonios de diversas personas que los habitaron en la época de esplendor de la política social; que dio espacio a los trabajadores para unas vacaciones dignas en comunidad, con la práctica de deportes, actividades culturales y con tiempo de ocio beneficioso y sano para la construcción de una sociedad mejor.

Lo que esta plataforma expone, son los registros de estos balnearios, ubicados en el mapa de Chile, donde se representa como eran sus distribuciones y emplazamientos, además de imágenes aéreas de época que comprueban su existencia e imágenes actuales que confirman su desmantelamiento e invisibilización al día de hoy.

Existen diversos textos e investigaciones que han tratado de poner en valor esta experiencia, y al mismo tiempo, los testimonios de las personas que tuvieron la vivencia de estar en ellos en condición de prisioneros políticos. Por ello, también se ha formulado una línea de tiempo que permite entender esa transición tan discordante y brutal, que enfatiza ciertos momentos históricos relevantes que la construyen. Estos hallazgos nos interpelan como profesionales de la arquitectura, que entendemos esa transformación como posible, ahí donde el campamento y la vida en comunidad garantizaba un veraneo digno, también fue el espacio que permitió la privación de libertad y otros horrores y condiciones más sensibles.

Sentimos la responsabilidad de visibilizar lo que fue una política social tan generosa, que entendió el tiempo de ocio como un tiempo de reparación después del trabajo, de reflexión para compartir como colectivo, de estar en contacto con los paisajes y la naturaleza, y de igualdad frente a ese tiempo. Hoy día que entendemos el turismo como un motor de desarrollo económico, es donde esta experiencia cobra aún mayor sentido, frente a las grandes desigualdades de nuestro país.
Collage H. Sánchez